Nuevamente la violencia llegó a Chihuahua, México; a pocos días de que se cumpla un año del asesinato de los jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora, de 79 y 80 años respectivamente, y un guía turístico al que intentaron proteger de un jefe criminal local.
Este 5 de junio un grupo criminal atacó a balazos a una pequeña parroquia de la Diócesis de la Tarahumara, en Chihuahua.
En la comunidad de Santa Anita, en el municipio de Guachochi, Chihuahua, en medio de un enfrentamiento, un grupo criminal atacó a balazos la humilde iglesia de la comunidad de Santa Anita, perteneciente a la Diócesis de Tarahumara, la más pobre del país.
De acuerdo con la Fiscalía estatal, los hechos ocurrieron al medio día de este lunes 5 de junio. Más de 700 casquillos de distintos calibres fueron hallados en la zona. La fachada del templo terminó perforada por más de un centenar de balas, muchas de las cuales ingresaron al templo dañando paredes, imágenes y mobiliario.
A plena luz del día, los criminales dejaron tirado el cuerpo de una persona decapitada.
Al día siguiente, tras enterarse de lo sucedido, el párroco de la Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe, en Guachochi, se dirigió a Santa Anita, donde se encontró un poblado desierto y a tres niños de distintas edades abandonados a su suerte, a quienes llevó con él a la Catedral.
“Nos encontramos con estos hechos lamentables, han balaceado el templo, han dejado afuera una persona decapitada, una camioneta quemada (…) el templo está completamente balaceado por dentro y por fuera”, dijo en un video que subió a su cuenta de Facebook.
El padre Enrique, titular de la parroquia en la Diócesis de la Tarahumara, se dirigió a los criminales, a quienes pidió parar inmediatamente la violencia.
«Les ruego, queridos hermanos, porque a pesar de todo les queremos, a quienes provocan sufrimiento y muerte en nuestras comunidades, les pido en nombre de Dios (…) en nombre de este sufrido pueblo, les imploro que dejen las armas, que dejen de lastimar a nuestra comunidad»
“Somos hermanos del mismo pueblo, somos hermanos de esta misma patria. Esto no es justo, esto no es correcto, han lastimado lo más sagrado de una comunidad, que es su templo”.
El presbítero también llamó a las autoridades a que hagan su trabajo, “que se hagan cargo de esto, que tomen su papel, que nos ayuden, que nos auxilien”. Además pidió a las autoridades que hagan su trabajo y rogó a Dios que les conceda la sabiduría para hacer su trabajo y para defender a las comunidades.
De acuerdo con la Fiscalía General del Estado de Chihuahua, «ordenó un operativo integrado por efectivos de la Agencia Estatal de Investigación (AEI), de Secretaría de Seguridad Pública del Estado (SSPE), Ejército Mexicano, Guardia Nacional y Seguridad Pública municipal”.
El municipio de Guachochi forma parte de la Diócesis de la Tarahumara, el mismo territorio eclesial en el que fueron asesinados los padres jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora, junto a los laicos Pedro Palma y Paul Berrelleza.
Las comunidades de Guachochi, donde ocurrió el ataque al templo este lunes y de Cerocahui, donde fueron asesinados los jesuitas, se encuentran a poco más de 250 kilómetros de distancia, aunque las complicaciones del camino hacen que el tiempo de traslado sea de alrededor de 5:30 horas.