Durante el segundo día del encuentro de delegados nacionales de Pastoral Social, que se realiza en Bogotá, la agenda estuvo centrada en la reflexión y el discernimiento de las problemáticas que se viven en Colombia, bajo la metodología del ver, juzgar y actuar.
En la reunión, iniciada este miércoles 9 de abril y que se extenderá hasta el 12, participan delegados de las 78 jurisdicciones eclesiásticas del país, quienes tienen a su cargo la tarea de apoyar a las comunidades más vulnerables, frente a las diferentes problemáticas sociales que están presentes en sus regiones.
Construcción de ambientes de paz
Monseñor Juan Carlos Barreto, obispo de la diócesis de Soacha y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, inició su intervención asintiendo que frente a los problemas estructurales que han venido creciendo a lo largo de los años en este país, gran parte de ellos sin tener soluciones, la Iglesia católica está en el deber moral y cristiano de atender el clamor de estas comunidades.
De otro lado, el padre Rafael Castillo Torres, director del Secretariado Nacional de Pastoral Social, agradeció a los asistentes su participación en este espacio y expresó que este evento será la oportunidad para construir conjuntamente con las pastorales sociales de cada jurisdicción eclesiástica el rostro de una Iglesia misericordiosa, samaritana y cordial.
El directivo invitó a conmoverse y actuar como lo pide la Iglesia colombiana frente a cada situación de dolor e injusticia que padecen las comunidades.
“Necesitamos, siguiendo el ejemplo de Jesús, pasar de las actitudes compasivas a las realizaciones constructivas que nos pide la construcción de la paz y la reconciliación; el cuidado de la Casa Común y la protección a nuestros hermanos víctimas de todo tipo de abusos que desprecian la vida y la dignidad de la persona humana y esto -agregó- solo lo podemos lograr si trabajamos de manera articulada”, acotó.
Indicó que las pastorales sociales han asumido tomar una postura que delimite hasta dónde llegan sus obligaciones a partir de las actitudes y comportamiento de sus hijos los más frágiles, interrogándose no solo ¿Quién es mi prójimo?, sino también: ¿Quién está necesitado de que yo me acerque y me convierta en su prójimo?
Retos de la paz
En otro punto de la agenda se dio paso al panel: Paz y Reconciliación. Este fue pensado, según sus organizadores, asumiendo los grandes retos que tiene en este momento la Iglesia católica en la construcción de Reconciliación y Paz. Tarea que consiste en acompañar los diálogos y mesas socio jurídicas que se dan junto a las ciudadanías y organizaciones, en territorios como Buenaventura, Medellín, Cali y otras jurisdicciones. Señalan además que, “la Iglesia ha venido desempeñado un papel cercano y ha cumplido su rol de acompañamiento, a las partes que integran estos procesos de paz”.
Para hacer una lectura de la realidad en Colombia desde el trabajo de las organizaciones nacionales e internacionales, se ofreció un panel donde intervinieron algunos especialistas quienes dieron sus aportes en materia de paz y reconciliación.
Aporte desde las organizaciones
Para Raúl Rosende, representante especial y jefe adjunto de la Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Colombia, es necesario crear un equilibrio entre la implementación del acuerdo y las negociaciones, es decir que, se le permita a las organizaciones y funcionarios ingresar a los territorios para adelantar procesos psicosociales con los campesinos y las víctimas y que los bloqueos armados no impidan esta misión. Sumado a ello, indica que es fundamental que las negociaciones vayan de la mano con el cese al fuego.
El índice GINI reconoce a Colombia como uno de los países más desiguales de América Latina y el Caribe, con una puntuación de 54.2 por debajo de países como Sudáfrica que alcanza un 63. En este punto, los panelistas de Paz y Reconciliación concluyen que es fundamental la implementación del acuerdo, para dar apoyo al campesinado, y sus procesos productivos, este debe ser uno de los temas neurálgicos para la superación de la pobreza y la desigualdad.
Por su parte, el padre Eliecer Soto, director de la Comisión de Conciliación Nacional, expresó que hay un desafío frente a la información que entregan los medios de comunicación. “Estamos en un contexto en el que debemos informar de manera clara y transparente para que no se alteren los avances y los espacios de socialización”. Dijo además que, se requiere desde el Gobierno Nacional y las organizaciones establecer canales adecuados y un lenguaje que comunique de manera clara cada uno de los pasos dirigidos para poder avanzar en los procesos de diálogo.
Para Alejandro Pérez, representante de la oficina de Iglesia-Estado de la Conferencia Episcopal de Colombia, es importante mencionar el rol que la Iglesia cumple como acompañante, desde tres principios: como pueblo de Dios que camina y una iglesia que cura las heridas; desde un principio humanitario; y también desde la doctrina social de la Iglesia y la doctrina de construcción de paz.
Alerta por violación de derechos a migrantes
En otro espacio de la agenda los participantes tuvieron la oportunidad de abordar el tema de la crisis humanitaria y la vulneración de derechos a las personas migrantes y refugiados.
Al respecto Mireille Girard especialista de protección internacional y respuesta humanitaria de emergencia de ACNUR, fue la persona responsable de hacer la reflexión frente al tema de Movilidad Humana, haciendo un análisis de la situación actual, con un reporte de casi 400 mil personas que se quedaron por fuera del Permiso por Protección Temporal (PPT), y que actualmente tienen limitaciones del acceso a servicios, a derechos y a tramites básicos como el acceso a los bancos.
De otra parte, tras visitas y seguimientos a la situación migratoria en el tapón de El Darién, el investigador Luis Carlos Rodríguez, de la oficina de Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (CODHES), hizo un llamado para alertar la vulneración de derechos de las personas migrantes, que son reclutadas por bandas criminales, grupos armados, siendo además víctimas de trata. Al respecto el funcionario dijo que los retos van más allá de lo que tiene que ver con el tema humanitario, advirtió que hay que pensar cómo se fortalece el Ministerio Público y se apoya a las víctimas de desplazamiento y el confinamiento.
Deforestación de bosques y cultivos de uso ilícito
Así también, se abrió espacio al panel sobre el Cuidado de la Casa Común, allí se pidió avanzar en la protección de uno de los 5 bosques tropicales que están regulando ambiente en el mundo y que está ubicado en Colombia. El IRI Iniciativa Interreligiosa para los Bosques Tropicales, junto a otras organizaciones religiosas de la Panamazonía buscan adelantar acciones para regular la protección del cuidado de la Casa Común y la necesidad de incidir en las políticas públicas, incluyendo en los planes de desarrollo medidas para mitigar la deforestación y prevenir el cambio climático.
El debate se dio también frente al tema de la deforestación, que es uno de los impactos más grandes sobre las vidas de las comunidades, que demanda la protección de los bosques tropicales. Colombia es el segundo país más biodiverso del mundo, y nuestras prácticas se han encargado de acabar con esa biodiversidad.
Ricardo Vargas, investigador de la Universidad Nacional, señala que detrás de la siembra de cultivos ilícitos hay un problema social que se agudiza cada vez más con fuerza. Por esto “El acuerdo de paz intenta retomar estos desafíos, a través de la reforma rural integral”. En el marco de esta realidad el investigador afirma que hay 120 mil hectáreas en los territorios, que son de protección y en las que viven comunidades indígenas y afro.
“Nos vinculamos como el eje de vida, para fortalecer nuestra capacidad de análisis de la realidad e integrarla a los procesos pastorales en busca de la protección de la dignidad humana”, concluyó.
Nota reproducida en ADN Celam