Al recibir a una delegación de la mezquita de Bolonia, Francisco elogió la amistad entre cristianos y musulmanes, y pidió que las religiones sean respetadas, sin proselitismo ni impedimentos.
«El mundo, especialmente en este momento de la historia, necesita creyentes que sean coherentes y fuertemente comprometidos con la construcción y el mantenimiento de la paz social y mundial», dijo el Papa Francisco, al recibir en el Vaticano a un grupo de musulmanes de una mezquita situada en la ciudad italiana de Bolonia, a los que agradeció por «ser artesanos de la paz».
El Santo Padre dijo que su testimonio de fraternidad es «precioso» e «indispensable», y que este se vive con respeto, diálogo y apertura.
Todos adorando a un mismo Dios
«Jesús -recordó el Papa- nos enseñó a acogernos unos a otros como hermanos», y añadió que «esto se aplica ante todo a nosotros, cristianos, judíos y musulmanes, que adoramos al único Dios y nos referimos, aunque de manera diferente , a Abraham como padre en la fe.»
«Nosotros, que hemos recibido el don de esta filiación religiosa -dijo el Santo Padre-, estamos llamados a ser abiertos y acogedores con aquellos que no la comparten, porque son, como todos nosotros, miembros de la única familia humana.»
El diálogo sincero y respetuoso entre cristianos y musulmanes, insistió el Papa Francisco, «es un deber para nosotros, que queremos obedecer la voluntad de Dios».
El amor supera los malentendidos
«En efecto», explicó, «la voluntad de un Padre es que sus hijos se amen, se ayuden y que, si surge entre ellos alguna dificultad o malentendido, lleguen a un acuerdo con humildad y paciencia».
Este diálogo, subrayó el Papa, requiere el «reconocimiento efectivo» de la dignidad y los derechos de cada persona.
«En la cima de estos derechos», observó, «está el de la libertad de conciencia y de religión», lo que, explicó, «significa que cada ser humano debe ser plenamente libre en lo que respecta a sus opciones religiosas».
Proponer, no imponer
«Cada creyente», dijo el Papa, «debe sentirse libre de proponer -¡nunca imponer!- su propia religión a otras personas, creyentes o no».
Por lo tanto, dijo, esto excluye y rechaza toda forma de proselitismo, favores financieros y aprovechamiento de la ignorancia de la gente.
Además, mencionó que «los matrimonios entre personas de diferentes religiones no deben ser una oportunidad para convertir al cónyuge a la propia religión».
Respeto mutuo y amistad
Dirigiéndose a los reunidos como «queridos amigos», el Santo Padre expresó su esperanza de que los representantes musulmanes, dondequiera que vivan, puedan mantener buenas relaciones con la Iglesia católica, a todos los niveles, «en el respeto mutuo y la amistad».
Llamando a todos los creyentes a cultivar la paz juntos, el Papa Francisco concluyó asegurando a todos los presentes sus oraciones y pidiéndoles que oren por él.
Nota reproducida en AICA