Cada vez es más complicado ser creyente en Nicaragua, el gobierno sanidista de Daniel Ortega ha tomado diversas decisiones contra sus opositores y los que profesan la religión católica.
Con odio e intimidación está tratando de callar a la única institución que puede alzar la voz, sobre lo que verdaderamente está pasando en aquella nación.
Y es que la Iglesia se convirtió en uno de los últimos baluartes de la libertad en Nicaragua, los sacerdotes nunca se callaron la boca ante las injusticias que veían a diario, predicaron el Evangelio y se convirtieron en enemigos del régimen.
De hecho, se habla de que esta persecución contra la Iglesia está alcanzando niveles que se remontan a los peores días de los regímenes comunistas durante la Guerra Fría, o los regímenes liberales anticlericales del siglo XIX.
El gobierno de Daniel Ortega, un ex guerrillero de extrema izquierda convertido en dictador, ha prohibido la mayoría de las procesiones, decenas de religiosos han sido expulsados, incluido el nuncio apostólico, las Misioneras de la Caridad, la congregación religiosa fundada por la Madre Teresa.
Casi todos los medios católicos han sido ilegalizados, la emisión del canal católico de Nicaragua, el canal 51 ha sido interrumpido y ahora solo se puede ver por nternet, todo bajo el pretexto de “conspiración”.
Por ejemplo, el p. Óscar Benavidez fue encarcelado cerca de su parroquia un par de horas después de predicar una misa que criticaba los abusos a los derechos humanos.
Por “seguridad” el Cardenal de Nicaragua, Leopoldo José Brenes Solórzano se encuentra custodiado por la policía nacional en todo momento.
La Asamblea Nacional de Nicaragua, formada al 80% por sandinistas, aprobó un supuesto informe que acusa a la Iglesia católica de haber apoyado con sus homilías las protestas ciudadanas del 2018, decisión que pone las bases para criminalizar y poder confiscar sus propiedades.
Uno de los casos que le ha dado vuelta al mundo es la detención y condena del obispo de la Diócesis de Matagalpa y Administrador Apostólico de la Diócesis de Estelí, monseñor Rolando José Álvarez, que fue condenado a 26 años y cuatro meses de prisión en Nicaragua.
¿Y de qué se le acusa? De delitos de conspiración, propagación de noticias falsas, obstrucción de funciones agravadas y desacato a las autoridades.
En 2018, monseñor Rolando Álvarez fue parte de la comisión de diálogo de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, que buscaba mediar entre el gobierno y los opositores a las políticas de Ortega.
Y al siguiente año la imagen ya era la del obispo de Matagalpa siendo detenido y rodeado de policías al no permitirle oficiar misa en la catedral, entre fieles que presenciaban sorprendidos. Mons. Álvarez se mantuvo en arresto domiciliario desde el pasado 19 de agosto del 2022 hasta el 9 de febrero cuando fue enviado a la cárcel La Modelo de Tipitapa.
Mons. Rolando Álvarez se negó a abordar el avión junto a otros sacerdotes, obispos y presos políticos que fueron deportados a los Estados Unidos, sin embargo, también fue despojado de su nacionalidad nicaragüense.
El obispo de la pequeña región nicaragüense siempre defendió a su feligresía, en los momentos difíciles de mayor represión una de las frases que pronunció fue: «No hagan con los fieles lo que quieren hacer conmigo. Lo que quieran hacer conmigo, si van a hacerlo, háganlo conmigo y no con los fieles, no con el santo pueblo de Dios».
Y otra de sus declaraciones en una homilía durante su detención en la curia de Matagalpa: “aunque parezca que el camino se ve oscuro y tenebroso, Dios es el rey del universo, y todo lo que el Señor permite, como dice San Pablo, sucede para el bien de los que aman al Señor.”
Dictadura de Ortega es “grosera”: Papa Francisco
Muchos líderes se han manifestado en contra de lo que está pasando en Nicaragua bajo el yugo de Daniel Ortega, para muchos las declaraciones del Papa Francisco habían sido un poco tibias, pero con razón se señalaba que mantenía una posición diplomática para que este dictador no se vengara con el pueblo nicaragüense haciéndoles más daño del ya realizado.
La última declaración del Papa Francisco pareció más contundente, ya que durante una entrevista por la conmemoración de sus 10 años de pontificado catalogó la dictadura de Ortega cono “grosera”
“Con mucho respeto, no me queda otra que pensar en un desequilibrio de la persona que dirige [Daniel Ortega]. Ahí tenemos un obispo preso, un hombre muy serio, muy capaz. Quiso dar su testimonio y no aceptó el exilio. Es una cosa que está fuera de lo que estamos viviendo, es como si fuera traer la dictadura comunista de 1917 o la hitleriana del 35, traer aquí las mismas… Son un tipo de dictaduras groseras. O, para usar una distinción linda de Argentina, guarangas. Guarangas”, enfatizó el Papa Francisco.