La investigadora Martha Patricia Molina denunció que la dictadura de Daniel Ortega y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, ha expulsado de Nicaragua a tres sacerdotes de la misma congregación, además de haber cancelado su personalidad jurídica. Dos de ellos son mexicanos.
La autora del informe ¿Nicaragua: Una Iglesia perseguida? que da cuenta de cientos de ataques de la dictadura contra la Iglesia Católica en los últimos años, ya había informado del secuestro y expulsión del sacerdote mexicano Ezequiel Buenfil, miembro de la Congregación Misioneros del Santísimo Salvador.
El 20 de enero, en su cuenta de la red social X, la también abogada señaló que “desde el 14 de enero 2024, los sacerdotes pertenecientes a la orden religiosa del Santísimo Salvador de la Diócesis de León recibieron amenazas de la policía cuando regresaban de celebrar la Santa Misa en la Parroquia Santo Tomás apóstol de Corinto. Desde ese día el Ppbro. Ezequiel Buenfil y el pbro. Erick Figueroa desaparecieron y luego fueron expulsados”.
Ellos estaban a cargo de la Parroquia El Calvario- Nuestra Señora de los Desamparados de El Viejo, en Chinandega.
El 16 de enero, el Ministerio del Interior publicó en el diario oficial La Gaceta el acuerdo que ordena la cancelación de la personalidad jurídica y el registro de 16 ONG, de las cuales 10 son instituciones católicas y evangélicas. En este grupo están la Fundación Misioneros Consagrados del Santísimo Salvador y la Asociación Misioneros de la Compañía de María (Misioneros Monfortianos).
A continuación, prosigue Molina, la dictadura expulsó al P. David Pérez, también de los Misioneros Consagrados del Santísimo Salvador, quien “estaba a cargo de la parroquia Inmaculada Concepción de María del Reparto William Fonseca de la ciudad de León”.
“Con la cancelación de la personería jurídica quedan en peligro de confiscación dos casas pertenecientes a la orden de estos religiosos”, alertó Molina.
Según señala su sitio web, los Misioneros Consagrados del Santísimo Salvador son “una asociación pública y clerical de fieles con miras a convertirse en Instituto de Vida Consagrada”, que llevan “una vida contemplativo-misionera”.
Están presentes en “la Diócesis de Iztapalapa (Ciudad de México), en la Diócesis de Cancún-Chetumal (Quintana Roo, México), en la Diócesis de Estelí (Nicaragua), y en la Diócesis de León-Chinandega (Nicaragua)”.
El secuestro y expulsión de los tres sacerdotes ocurre a menos de una semana de la liberación y deportación a Roma de dos obispos, 15 sacerdotes y 2 seminaristas, entre quienes estaba Mons. Rolando Álvarez, que estuvo preso injustamente durante 500 días.
Nota reproducida en Aciprensa