La Conferencia de Obispos Católicos de la India (CBCI) concluyó el lunes una visita a Manipur, estado en el noroeste del país, donde la violencia étnica ha provocado la muerte de decenas de cristianos y la destrucción de cientos de iglesias y edificios desde inicios de mayo.
Durante una visita de dos días, entre el 23 y 24 de julio, la delegación de la CBCI, liderada por su presidente, el Arzobispo Andrews Thazhath, donó víveres a los damnificados y elaboró un análisis de la situación.
En un comunicado difundido tras la visita, los obispos indios condenan «todas las formas de violencia, atrocidades y ataques», y expresan su honda preocupación «por la situación actual y el futuro de quienes han huido de estos lugares» y temen por «el futuro de sus hijos».
Vatican News informó el lunes que desde el 3 de mayo de 2023 al menos 160 personas fallecieron en Manipur, decenas de miles fueron desplazadas y hasta 349 iglesias e instituciones quedaron destruidas o dañadas debido a los enfrentamientos étnicos entre el pueblo hindú Meitei y la comunidad cristiana Kuki.
La fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN, por sus siglas en inglés) explicó que las agresiones tienen como punto de partida la petición del grupo Meitei de ser incluido en la lista de «Tribus Registradas en India», siendo reconocido formalmente por la legislación nacional.
Ello «se convirtió rápidamente en ataques contra las tribus cristianas de las colinas, los Kuki y los Naga. Los violentos ataques de grupos militantes Meitei provocaron la quema de aldeas enteras, la muerte de más de un centenar de inocentes civiles Kuki y la destrucción de iglesias católicas y protestantes», detalla el informe del 17 de julio.
La delegación de la CBCI señala asimismo que su delegación tuvo la oportunidad de visitar varias áreas afectadas y conocer de primera mano «la destrucción a gran escala de casas privadas, iglesias/lugares de culto, escuelas e instituciones en varios lugares a lo largo del camino».
Por otro lado, los obispos no vacilan en denunciar el «prolongado silencio y la apatía de las fuerzas del orden» a fin de contener la violencia.
«Hacemos un llamado a todas las personas interesadas para que entren en el proceso de diálogo y se concentren en el desarrollo de todos los sectores de la población para lograr la paz y la armonía en la India y, en particular, en el estado de Manipur», exigen.
Uno de los tantos ataques contra templos cristianos ocurrió el 3 de mayo en contra de la parroquia de San Pablo, según un informe de la Diócesis de Imphal recibido por ACN.
En este caso, varias personas del pueblo Meitei irrumpieron en la parroquia y en el centro de formación pastoral de San Pablo, ubicado en Sangaiprou.
«Hacia las 20:30 horas llegó una turba que empezó a destrozar y destruir la iglesia y las propiedades que había en ella. Destrozaron los cristales de las ventanas, las puertas, el interior de la iglesia, las estatuas, los crucifijos, el equipo de sonido, los instrumentos musicales y todo lo que había en la iglesia, y prendieron fuego al altar», indica el informe.
Los fieles fueron obligados a presentar pruebas de identidad y demostrar que no pertenecían a la comunidad Kuki. Al día siguiente, a pesar de no poder comprobar que había miembros de la etnia rival presentes, los atacantes volvieron a atacar el templo provocando casi la total destrucción del inmueble.
Según el informe recibido por ACN, «durante todo este tiempo no se proporcionó cobertura de seguridad» a pesar de los repetidos intentos de contactar con la policía.
Una situación similar ocurrió en la parroquia del Santo Redentor, en Canchipur. Según ACN, un grupo de personas no identificadas ingresó a la fuerza y, «tras destrozar las puertas, ventanas y enseres de la iglesia, los asaltantes prendieron fuego al templo».
Tampoco en este caso las fuerzas del orden detuvieron a los atacantes, pese a que había cuatro agentes policiales en el lugar.
India es un gobierno parlamentario con una fuerte mayoría hindú.
Según el informe de la Comisión de los Estados Unidos para la Libertad Religiosa Internacional (USCIRF) de 2023, los cristianos y musulmanes se enfrentan a la constante violencia de las turbas y la destrucción de hogares, iglesias y propiedades, todo lo cual pasa desapercibido para el gobierno indio.
Asimismo, las leyes contra la conversión en todo el país castigan a quienes se convierten del hinduismo a otras religiones o credos con multas y penas de cárcel.
Nota reproducida en Aciprensa