El presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y Arzobispo de Barcelona, Cardenal Juan José Omella, reiteró su pedido de perdón a las víctimas de abusos en la Iglesia, tras la presentación de un informe del Defensor del Pueblo, pero advirtió que “las cifras extrapoladas por algunos medios son mentira y tienen intención de engañar”.
Así lo indicó el Purpurado este sábado 28 de octubre, en su cuenta de la red social X, en la que hizo varias publicaciones tras la presentación del informe.
El Defensor del Pueblo de España, Ángel Gabilondo, entregó este viernes 27 de octubre a la presidenta de las Cortes Generales, Francisca Armengol, el Informe sobre abusos sexuales en el ámbito de la Iglesia Católica. Una respuesta necesaria.
Se trata de un trabajo consecuencia de la encomienda aprobada el 10 de marzo de 2022 en el Congreso de los Diputados, y que consta de cerca de más de 770 páginas.
En su primera publicación, el Purpurado español compartió un pasaje del Catecismo en el que se indica que “todos los miembros de la Iglesia, incluso sus ministros, deben reconocerse pecadores. En todos, la cizaña del pecado todavía se encuentra mezclada con la buena semilla del Evangelio hasta el fin de los tiempos. La Iglesia congrega a pecadores alcanzados ya por la salvación de Cristo, pero aún en vías de santificación”.
En una segunda publicación, el Cardenal Omella precisó que “el informe del Defensor del Pueblo no hace ninguna extrapolación, la hacen intencionadamente algunos medios de comunicación”.
El informe, continuó el Arzobispo de Barcelona, “se refiere a 487 casos documentados por el Defensor. Y constan en el referido informe los datos aportados por la Iglesia de aproximadamente 1.125 casos”.
“Cada víctima es un drama terrible a la que pedimos perdón y acompañamos. Pero una cosa es la verdad y otras extrapolaciones sin fundamento. Seguimos trabajando para acabar con esta terrible lacra en la Iglesia y en toda la sociedad”, agregó.
En un tercer posteo, el Cardenal agradeció “la inmensísima labor y entrega de tantísimos buenos sacerdotes y religiosos de la Iglesia católica. Aunque no siempre reconocida por la opinión pública, os agradezco enormemente toda vuestra dedicación esmerada a las personas que os han sido confiadas”.
“Gracias por aceptar las críticas e incluso las difamaciones al estilo de Jesús. Gracias por pedir perdón cuando os equivocáis. Gracias por gastaros y desgastaros por anunciar el Evangelio y vivir la caridad. Gracias por vivir unidos a Jesucristo e iluminados por el Espíritu Santo”, concluyó.
Algunas cifras del Informe del Defensor del Pueblo
El documento recoge, además de detalles técnicos sobre su elaboración, testimonios de 487 personas que denuncian haber sufrido abusos, casi todas ellas cuando eran menores de edad. De esas presuntas víctimas, el 84,17% son varones.
El resumen ejecutivo del informe señala que “pretender hacer una estimación del número de víctimas supondría pasar por alto el silencio voluntario de muchas de ellas e ignorar las que han desaparecido como consecuencia del paso del tiempo”.
Además, se reconoce la disparidad en los números ofrecidos por distintas fuentes. Aún así, el Defensor del Pueblo asegura que, según una encuesta incluida en el informe realizada a más de 8.000 personas, “el abuso sexual infantil cometido en un ámbito religioso es un problema que ha afectado en España a un 1,13% de las personas adultas”.
Este porcentaje extrapolado supone que en España habría más de 400.000 personas adultas que habrían sido víctimas de abuso en el ámbito religioso en sentido amplio, lo que implica que los victimarios serían también profesores o catequistas, entre otros, en parroquias, colegios o campamentos.
Además, afirma que “el porcentaje de personas adultas que fueron víctimas de abusos cometidos por un sacerdote o religioso católico es inferior, un 0,6%, cifra similar a la encontrada en estudios realizados en otros países”. Este porcentaje equivaldría a unas 200.000 personas adultas.
Según esa encuesta, la mayoría de los que habrían sufrido los abusos serían varones (64,6%). Por otro lado, se aprecia que “el hecho de que la prevalencia disminuya en las edades más jóvenes indica una tendencia decreciente a partir de los años sesenta y setenta, en los que se produjeron el mayor número de abusos”.
Nota reproducida en Aciprensa