Mensaje al pueblo de Dios.
1. “¡La Paz esté con Ustedes!” (Jn 20, 19). Con este saludo los Obispos de México, reunidos en la CXVI Asamblea Plenaria, nos dirigimos a todas las mexicanas y mexicanos, deseando que la PAZ de Cristo Resucitado reine en sus corazones, en sus familias, ambientes de trabajo y en todos los ámbitos de nuestra sociedad.
2. Con alegría les compartimos que en esta Asamblea los Obispos nos hemos propuesto renovar el esfuerzo para que la Iglesia en México siga trazando con esperanza el camino de la paz y difundiendo con profundo espíritu sinodal los principios del Evangelio, en el contexto electoral que estamos viviendo. Además, atendiendo a la invitación del Papa Francisco, renovamos nuestra disposición a caminar juntos con la Iglesia universal hacia el Jubileo de la Encarnación del 2025, promoviendo una intensa oración personal y comunitaria.
3. Un momento muy especial en el desarrollo de nuestra Asamblea es el diálogo con las candidatas y el candidato a la Presidencia de la República, en el que escuchamos con atención sus propuestas de gobierno y su visión de país. También por parte de los Obispos intercambiamos impresiones sobre análisis y propuestas con miras a establecer un diálogo permanente con el futuro gobierno.
4. Como Pastores que caminamos diariamente al lado de nuestra gente y guiados por la luz del Resucitado, que muestra sus llagas a sus apóstoles, seguimos constatando que la violencia causa por todos lados estragos de dolor, sufrimiento y muerte; percibimos con tristeza que la impunidad, la corrupción, la injusticia, la pobreza y la constante migración son otras realidades sociales presentes en nuestras comunidades. Y ante las próximas elecciones, no obstante, los esfuerzos de muchos actores políticos y sociales, que buscan claridad y justicia, no falta el clientelismo político, la mentira, el engaño y la manipulación de las masas. Sin embargo, constatamos también que somos muchos los mexicanos que anhelamos un México más unido, más seguro, más justo, más libre y más desarrollado.
5. No nos queda duda que vivimos un momento crucial en México, de grandes desafíos y de grandes oportunidades que exige una gran responsabilidad de todos los mexicanos. Por eso:
6. Nuestro amor por México nos mueve a invitar a orar intensamente a todos los sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles laicos; a todos los miembros de las distintas iglesias cristianas presentes en nuestro país y a todos los que creen en Dios y profesan alguna religión. Juntos imploremos la ayuda de Dios, en estos momentos tan importantes para nuestra Nación Mexicana, en que nos preparamos para las elecciones. La oración nos reconcilia, nos hermana, nos permite compartir sueños, nos hace trabajar juntos, nos infunde fuerza para promover la paz y nos capacita para votar con responsabilidad social. ¡La oración hecha con fe lo alcanza todo!
7. Nuestro amor por México nos impulsa a invitar a todos los mexicanos mayores de 18 años a que el próximo 2 de junio participen responsablemente con su voto. Ese día se elegirán más de 20,000 mil cargos públicos federales, estales y locales. Como ciudadanos mexicanos responsables pongamos todo lo que esté de nuestra parte para que las próximas elecciones sean pacíficas, libres, conscientes, fiables y con resultados veraces. Unámonos todos los mexicanos que estamos dispuestos a participar responsablemente por construir un México unido, seguro, libre y próspero. Hagamos que nuestro voto razonado y responsable sea escuchado y respetado. ¡Participar votando es una misión que nos toca a todos!
8. Nuestro amor por México nos ha de conducir a todos los ciudadanos e instituciones a ser constructores de paz y a abrir horizontes de justicia frente a la gravísima crisis de violencia y muerte que vivimos en todo el país. Esto nos exige tomar medidas colectivas, dejando de lado intereses o proyectos individualistas. Por eso los Obispos de México hacemos un llamado a los distintos órdenes de gobierno, a los candidatos, a las universidades, a las organizaciones de
la sociedad civil, a los empresarios, a las asociaciones religiosas y toda persona de buena voluntad para que se unan a los trabajos que se han venido realizando en mesas de diálogo, compromisos y encuentros nacionales que han dado como fruto la “Agenda Nacional por la Paz”. Esta Agenda propone un cambio esencial en la conciencia colectiva, alejándonos de una cultura de violencia para abrazar una cultura de la paz que reafirme el valor de la vida, la dignidad humana, la fraternidad y la casa común. ¡Construir la paz es la urgencia de México! 9. Roguemos confiadamente a Nuestra Señora de Guadalupe, Madre del amor y de la ternura, que supo unir y reconciliar las culturas que dieron origen a nuestro país, nos conceda unas elecciones pacíficas, un buen gobierno, un México en paz y una Iglesia más sinodal, orante y servidora.
¡Amar a México hoy es orar más, participar votando y construir la paz!