La nueva realidad del pontificado del Papa Francisco: reformas y desafíos en la convalecencia

El pontificado del Papa Francisco ha iniciado una nueva etapa marcada por un giro significativo tras su regreso al Vaticano después de pasar 38 días ingresado en el hospital Gemelli de Roma tras una grave infección respiratoria que luego derivó en una neumonía bilateral.

Este periodo, definido por la fragilidad de su salud, ha traído consigo alteraciones que podrían redefinir el rumbo de su papado. La nueva situación influye en su modelo de gobierno, provoca ajustes en su agenda y en el ritmo de las actividades, así como cambios notables en las ceremonias del Vaticano y novedades estructurales en la Casa Santa Marta.

Novedades en Santa Marta

La suite 201 de Casa Santa Marta, donde vive el Papa Francisco, ha sido adaptada para responder a sus nuevas necesidades tras su regreso al Vaticano el pasado 23 de marzo.

Esta residencia, ubicada en el lado sur de la Basílica de San Pedro, fue elegida por el Pontífice como su hogar desde el inicio de su pontificado en 2013 en lugar del apartamento papal en el Palacio Apostólico.

El edificio de la Casa Santa Marta, construido en 1996 para albergar a los cardenales durante el cónclave, cuenta con habitaciones, estudios privados, una capilla y áreas comunes. En la segunda planta se encuentran su habitación, las de sus tres secretarios y algunas salas de reuniones.

El Papa Francisco ocupa una especie de suite de tres espacios que mide 90 metros cuadrados. Desde allí seguirá este periodo de convalecencia en el que de momento está previsto que siga usando las cánulas nasales a través de las que recibe oxígeno de alto flujo.

Uno de los temores del equipo médico es que durante su convalecencia en el Vaticano se contagie de otros virus que puedan ralentizar su proceso de mejora o empeorar drásticamente su salud. Para evitarlo, los médicos le han recomendado limitar al máximo las visitas para favorecer una recuperación completa.

De hecho, durante las próximas semanas, el Papa Francisco no tiene previsto salir de Santa Marta, ni siquiera para las comidas. Aunque habrá excepciones, como ocurrió el pasado domingo cuando  reapareció por sorpresa en la Plaza de San Pedro para participar en el Jubileo de los Enfermos. En silla de ruedas y acompañado por su enfermero personal, Massimo Strappetti, el Pontífice llegó hasta el altar principal. Tras la Misa, bendijo con dificultad a los fieles presentes en la Plaza de San Pedro.

En este periodo no podrá reunirse con grupos grandes de peregrinos, lo que limitará su participación en el Jubileo de la Esperanza, ni tampoco recibir a familias con niños pequeños, tal y como anunciaron sus médicos antes de darle el alta.

Estaba previsto que el 8 de abril el Papa Francisco recibiera en el Vaticano al rey de Inglaterra Carlos III y su mujer Camila, pero finalmente el Palacio de Buckingham ha pospuesto la visita.

El doctor que coordinó al equipo médico que ha tratado la neumonía bilateral del Pontífice, Sergio Alfieri, solicitó la “ayuda de todos” para evitarle “visitas y reuniones” y acelerar así recuperación.

Desde finales de marzo, el segundo piso de la Casa Santa Marta está reservado exclusivamente para el Santo Padre. Según confirmó un residente de Santa Marta a ACI Prensa, se ha pedido a los inquilinos evitar acercarse a la segunda planta, aunque no se les ha exigido el uso de mascarilla.

Equipo médico disponible las 24 horas 

Su residencia en el Vaticano no ha requerido de especiales modificaciones, salvo la presencia de un equipo médico disponible las 24 horas.

“El Pontífice tiene casi 90 años y es una persona muy frágil desde el punto de vista inmunológico porque se le ha suministrado cortisona y otros fármacos que deprimen el sistema inmunológico, lo que lo hace más vulnerable”, asegura el doctor Matteo Bassetti, director de Enfermedades Infecciosas del Hospital San Martino de Génova, en declaraciones a ACI Prensa.

El Santo Padre continúa con la terapia farmacológica y la fisioterapia en su propia casa. Según precisó el doctor Bassetti, los ejercicios de gimnasia respiratoria que tiene que realizar consisten en “soplar con fuerza en un tubo de manera que entrene los pulmones para expandir su capacidad torácica”.

El objetivo principal de estos ejercicios, dijo, es hacerlo cada vez “más independiente” del oxígeno.

Una nueva forma de ejercer su ministerio

Aunque el Pontífice ha retomado algunas actividades durante su hospitalización, aún no está claro cuándo podrá reanudar plenamente sus funciones públicas, incluyendo eventos importantes como las celebraciones de Semana Santa.

El Cardenal Victor Manuel Fernández afirmó que el Santo Padre tiene una gran capacidad para “sacar algo hermoso de los momentos más oscuros” y por ello aseguró que, de esta experiencia “saldrá mucho bien… no sabemos lo que será, pero serán, digamos, las sorpresas del Papa Francisco”, agregó.

Por su parte, el Secretario de Estado, el Cardenal Pietro Parolin, confirmó que “el trabajo de la oficina continuará: nos reuniremos con él o le enviaremos expedientes sobre los que pueda decidir”, aunque sólo cuando sea necesario.

En este sentido, el Cardenal Parolin aclaró que el Pontífice “nunca dejó de gobernar la Iglesia, ni siquiera durante los días de su hospitalización en el Gemelli”.

En una entrevista concedida al Corriere della Sera en Italia, el purpurado explicó que, en algunos casos particulares, el Papa Francisco puede transferir algunas de sus potestades, por ejemplo en el caso de las canonizaciones.

“Es el Papa quien pronuncia la fórmula, pero esa también, si es necesario, puede ser delegada a un colaborador que la pronuncia en nombre del Pontífice”, explicó el purpurado italiano.

La fórmula a la que se refiere el cardenal es el texto que lee el Papa durante el rito de canonización, cuando inscribe —con la autoridad de Cristo y los apóstoles San Pedro y San Pablo— a un beato en el libro o catálogo de los santos.

Por su parte, el Arzobispo de Siena, el Cardenal Augusto Paolo Lojudice, dijo a ACI Prensa que en esta nueva fase del pontificado el Papa Francisco tendrá que encontrar “una nueva forma de ejercer su ministerio de una manera diferente”. Como “cualquier ser humano”, asegura, debe afrontar la vejez y sus consecuencias.

“Lo importante es que él, con su gran serenidad, hará todo lo posible por estar presente y guiar a la Iglesia del mejor modo posible”, afirma.

En este sentido, aseguró que estaba claro que su regreso al Vaticano no significaba que pudiera retomar el ritmo frenético al que estaba acostumbrado antes de su hospitalización, con más de cinco citas diarias.

El pasado 14 de febrero, cuando ingresó en el Gemelli con una bronquitis en fase aguda, el Pontífice cumplió con todos los compromisos de su agenda. Se reunió con el Prefecto del Dicasterio para la Evangelización, el Cardenal Luis Antonio G. Tagle; con el Primer Ministro de la República Eslovaca, Robert Fico; con el Presidente y Director General de la cadena de noticias CNN, Mark Thompson; y con miembros de la Fundación Gaudium et Spes, ante los que incluso sacó fuerzas para pronunciar un breve discurso.

Según el Cardenal Lojudice, los desafíos a los que se enfrenta el Santo Padre no son “extraordinarios”, sino los normales que cualquier persona enfrenta cuando llega a cierta edad.

“Estaba claro que no íbamos a ver al Papa salir del hospital saltando y gritando. Es un hombre, una persona, aunque sea el Papa”, comenta.

La cercanía del Papa a la Iglesia no es sólo física

Uno de los aspectos más característicos del pontificado de Francisco ha sido su cercanía física con los fieles. Un estilo pastoral, que, debido a las limitaciones de su convalecencia, tendrá que cambiar.

“Hay un tiempo para cada cosa. No debemos pensar que la cercanía del Papa a la Iglesia depende únicamente de su presencia física”, asevera el Cardenal Lojudice, que lo compara con la labor de los monjes y monjas de clausura.

“Aparentemente están separados del mundo, pero en realidad son una presencia cercana que acompaña a todos de otra manera. Del mismo modo, el Papa Francisco encontrará su camino para seguir guiando a la Iglesia en este periodo de descanso”, insiste.

Sin embargo, es evidente que más allá de los desafíos prácticos, el estado de salud del Papa Francisco plantea una reflexión más profunda sobre el significado del ministerio petrino. Para el Cardenal Lojudice, esta etapa podría ser vista como una oportunidad para redescubrir el papel del Papa desde una nueva perspectiva.

“Es una forma diferente de estar al frente de la Iglesia, pero que sigue siendo válida. Me recuerda a un abuelo que, aunque envejecido o incluso con una discapacidad, sigue desempeñando su papel dentro de la familia”, afirmó

Presencia en medio del sufrimiento

El prelado dijo que la Iglesia Católica ya vivió situaciones similares en el pasado, especialmente en los últimos años del pontificado de San Juan Pablo II.

“En comparación con los últimos años de Juan Pablo II, Francisco está en muy buenas condiciones. Aquellos fueron años difíciles en los que el Papa seguía siendo una presencia, incluso en medio de su sufrimiento”, manifestó.

También explicó que si bien Benedicto XVI tomó una decisión distinta, abriendo un camino nuevo con su renuncia, esta no tiene por qué ser la decisión que adopten todos sus sucesores. “Es un discernimiento tan profundo y personal que solo le corresponde al Papa y al Espíritu Santo. Nadie más tiene derecho a opinar sobre ello”, enfatizó.

“Francisco siempre ha sido muy atento a la voz del Espíritu Santo, y sabrá discernir qué es lo mejor para la Iglesia y para su propia misión. Su vida y su ministerio siguen siendo un testimonio de fe, incluso en los momentos de dificultad”, concluyó el cardenal.

Nota reproducida en Aciprensa