“La Congregación de los Hermanos del Sagrado Corazón se siente aliviada por la liberación de cuatro de sus miembros y un colaborador secuestrados desde el 23 de febrero». Así lo expresa un comunicado de la institución católica que anuncia la liberación de cinco de las siete personas secuestradas en Puerto Príncipe, hace poco más de 15 días, al tiempo que agradece el apoyo y las oraciones de aliento recibidas en este difícil momento. No obstante, la congregación recuerda que “la lucha no ha terminado”, pues dos religiosos, los hermanos Pierre Isaac Valmeus y Adam Montclaison Marius, siguen en manos de los secuestradores.
El secuestro fue, con toda probabilidad, obra de grupos criminales que llevan a cabo numerosos secuestros con fines de extorsión, con el objetivo de obtener un rescate por su liberación. En efecto, el país, especialmente la capital, Puerto Príncipe, está sometido a una grave situación de terror impuesta por bandas armadas, que han obligado incluso a miles de personas a abandonar sus hogares. Al menos 15 mil personas han abandonado la ciudad en esta última semana y son más de 160 mil, desde el comienzo de la crisis.
“Esperamos que la totalidad de los rehenes sean liberados”, se lee en la nota, en la que los Hermanos del Sagrado Corazón aseguran sus oraciones por el fin de la crisis y por una toma de conciencia que pueda aportar soluciones justas para la población lo antes posible.
La solidaridad de la Iglesia latinoamericana
“Lamentamos que los caminos de diálogo estén cerrados y se recurra a la fuerza para resolver los conflictos políticos existentes”. Lo expresa en una, declaración conjunta la Red eclesial latinoamericana de comisiones Justicia y Paz, ante la tensión desencadenada en Haití tras la subida al poder del primer ministro haitiano, Ariel Henry, luego del asesinato del presidente Jovenel Moise, en 2021. A pesar del llamado, tanto dentro como fuera del país, a una transición que ayude a frenar la crisis política y la extrema violencia, el mandatario, refugiado en Puerto Rico, anunció su compromiso de celebrar elecciones en agosto de 2025, una fecha considerada incompatible con la realidad, teniendo en cuenta que debía haber abandonado el poder el pasado 7 de febrero, según un acuerdo de 2022.
Una autoridad legítima y actuante
“Creemos firmemente en la vía democrática en tanto expresión fiel de la voluntad de los pueblos para alcanzar la Justicia y la Paz”, afirma la declaración, en la que se evidencia “la necesidad de la presencia y vigencia de una autoridad política legítima y actuante”.
En este contexto, la red eclesial exhorta a las autoridades internacionales y a la comunidad mundial a no permanecer indiferentes ante el sufrimiento del pueblo haitiano, especialmente los más pobres y los más débiles, “que una vez más enfrenta la muerte, el hambre y el dolor”.
Igualmente, la nota pide una “intervención urgente de fuerzas internacionales de paz” que, de hecho, se espera ya desde octubre pasado cuando la ONU había aprobado el despliegue de una misión multinacional de apoyo a la seguridad liderada por Kenia.
Un llamamiento que fue renovado, ayer domingo, por el Papa Francisco tras el rezo mariano del Ángelus, al manifestar su «preocupación y dolor por la grave crisis que afecta a Haití y por los episodios violentos ocurridos en los últimos días». Y además de una invitación a la oración, el Pontífice solicitó el apoyo de la comunidad internacional en esta crisis.
Preocupación por los rehenes
La declaración, fechada el pasado 7 de marzo, ya manifestaba la preocupación por las personas secuestradas, especialmente los religiosos del Sagrado Corazón. “Condenamos los secuestros de personas que han ocurrido en este tiempo”, afirma la red, al exigir su liberación recuerda y exige que la dignidad de toda persona humana “es un valor que debe ser respetado en cualquier circunstancia”.
La red eclesial renueva su solidaridad con el pueblo de Haití y agradece a las organizaciones humanitarias, que a pesar del peligro que enfrentan, siguen ayudando a los que más sufren. “Rogamos a la Virgen de Guadalupe, patrona de América, para que ilumine a las autoridades de la nación y mueva los corazones de los líderes de las pandillas para buscar una salida a este conflicto que golpea con fuerza las personas más frágiles y vulnerables de la sociedad”, concluye la nota.
Nota reproducida en Vatican News