«El sentimiento de impotencia nos mueve a expresar nuestro dolor y profunda preocupación por los daños irreparables que se están produciendo a los ecosistemas de la Amazonía peruana,» afirma Mons. Alfredo Vizcarra responsable del Vicariato Apostólico de Jaén en Perú.
Los efectos de la minería
En un comunicado, el prelado denuncia los efectos de las acciones de un grupo de personas que, vinculadas al negocio de la minería ilegal, permanecen en el territorio del pueblo Wampis con el propósito de explotar ilegalmente los recursos de la región, representados particularmente en la cuenca hídrica que según advierte “es vital para la existencia de las personas y seres vivos del bosque».
Ecosistemas que se están viendo perjudicados por la utilización de dragas que contaminan visiblemente la región de la cuenca del río Cenepa, en la provincia de Condorcanqui.
«Consideramos que la situación es muy grave, por eso, nos unimos al llamado que hacen nuestros hermanos y hermanas del pueblo Wampis, para cuidar su territorio como un bien sagrado,” afirma el prelado, extendiendo este reclamo a una situación similar que aqueja al territorio awajún.
Medidas urgentes
Una preocupación frente a la cual solicitan a las “autoridades del Estado peruano para que, en todos sus niveles, tomen las medidas necesarias ante estos problemas, para garantizar la paz social, el cuidado de los territorios amazónicos y el respeto a los derechos humanos para todas las partes involucradas».
De acuerdo con el relato del obispo de Jaén, los hechos se vienen agravando por la llegada de numerosas dragas y el desplazamiento de grupos de mineros provenientes de Ecuador. Colonos venidos de otras partes del país están extrayendo ilegalmente el oro. «Se trata de cientos de túneles y grietas en los que se utiliza elementos tóxicos como el mercurio,» comenta.
Situación que explica el obispo deja consecuencias graves en “los ríos pertenecientes a la provincia de Concanqui en donde están muriendo los peces y la vida que habita las cuencas».
Actividades ilegales sin control
Para Mons. Vizcarra dentro de lo más grave está que «todo esto sucede sin que haya una autoridad que detenga este tipo de actividades a pesar del enorme perjuicio que está generando para las agua de los ríos Cenepa, Santiago y Marañón, además de las quebradas de la Cordillera del cóndor»
De acuerdo con el obispo peruano, la minería y la tala ilegal entran de manera impune y atrevida ante la ausencia de autoridades que velen por la necesidad de un desarrollo sostenible para los pueblos que habitan esta parte de la Amazonía.
Al daño ambiental se agrega la presión sobre la población que se abocada a participar en actividades ilegales o en contra de su dignidad pues «no teniendo alternativa terminan por acoger cualquier intervención que ayude a responder a sus múltiples necesidades,” indica recordando que la problemática también es de carácter social.
Problemas ambientales y sociales
«Pensamos en los jóvenes que ven cada vez más incierto su futuro. Nos entristece e indigna ver a adolescentes prostituyéndose para los mineros ilegales, incrementándose cada vez más las cifras de víctimas de VIH – SIDA en la zona».
Por su parte el pueblo Wampis, una de la mayores víctimas de esta problemática asegura a través del Gobierno Territorial Autónomo de la Nación del mismo nombre, que rechazan cualquier acción minera o de cualquier índole que ponga en riesgo el desarrollo de la vida y los derechos humanos de los pueblos indígenas».
Se calcula que el territorio perteneciente al pueblo Wampis abarca un área de la Amazonía situada entre el sur de Ecuador y el norte de Perú, que se sabe en tiempos de la colonia se extendía hasta la costa del Pacífico. Actualmente viven en el cruce de dos importantes corrientes hidrográficas que pertenecen a los ríos Morona (Kankaim) y Santiago (Kanús).
Nota reproducida ADN Celam